martes, 30 de octubre de 2007

¿TEDETÉ O DEDETÉ? (27 de abril de 2006)

No hay piedad. El futuro amenaza con televisiones municipales, derroche inútil en prez concejil, gracias a ese maravilloso invento que es la TDT (tedeté en adelante, si me permiten). Coincidiendo con este estremecedor augurio, algunos políticos regionales desafían nuestra paciencia con una propuesta para extender la estupidez catódica a toda la Comunidad Autónoma. Cómo si no les bastara con manejar tanto medio…

No hay que ser muy espabilado para prever la ruina: las televisiones públicas son máquinas de laminar presupuestos, la mayoría de las veces incumpliendo su misión de servicio público. Cuando lleguen los canales locales o regionales, que llegarán, que están llegando, vayan ustedes pensando en rascarse los bolsillos, que esto no es gratis, y dense prisa en reclamar aquella obrita que necesita su barrio, que luego la cosa va a estar cruda.

Y digo yo que si los que se dedican a este negocio de la televisión en plan serio, a lo grande, llenan sus horas con programas laxantes, ¿qué nos espera cuando sintonicemos Tele Concejo? Me temo que el efecto contrario, aburridamente estreñidos, a base de inauguraciones, visitas, plenos y recepciones, con una estrella permanente, el alcalde de turno, cuya vida inundará nuestras ondas: “El alcalde en la cabalgata”; “El alcalde con las peñas”; “El alcalde en el fútbol”; “El alcalde en los toros”; “El alcalde de vacaciones”; “¡El alcalde trabajando!” Y luego vendrán las encuestas callejeras: “¿Conoce usted al alcalde?” “No te jodé, ¿tú no?”

Para mí que esto de la tedeté no es sino un embrollo acrónimo que enmascara su verdadera faz: puro dedeté, plasma tóxico. Pero alguno se aprovechará. Quizá sirva para poner al frente del bodrio a algún mendrugo con título de Ciencias de la Información, aunque nunca le haya servido para ejercer como periodista.

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