¿TEDETÉ O DEDETÉ? (27 de abril de 2006)
No hay piedad. El futuro amenaza con televisiones municipales, derroche inútil en prez concejil, gracias a ese maravilloso invento que es
No hay que ser muy espabilado para prever la ruina: las televisiones públicas son máquinas de laminar presupuestos, la mayoría de las veces incumpliendo su misión de servicio público. Cuando lleguen los canales locales o regionales, que llegarán, que están llegando, vayan ustedes pensando en rascarse los bolsillos, que esto no es gratis, y dense prisa en reclamar aquella obrita que necesita su barrio, que luego la cosa va a estar cruda.
Y digo yo que si los que se dedican a este negocio de la televisión en plan serio, a lo grande, llenan sus horas con programas laxantes, ¿qué nos espera cuando sintonicemos Tele Concejo? Me temo que el efecto contrario, aburridamente estreñidos, a base de inauguraciones, visitas, plenos y recepciones, con una estrella permanente, el alcalde de turno, cuya vida inundará nuestras ondas: “El alcalde en la cabalgata”; “El alcalde con las peñas”; “El alcalde en el fútbol”; “El alcalde en los toros”; “El alcalde de vacaciones”; “¡El alcalde trabajando!” Y luego vendrán las encuestas callejeras: “¿Conoce usted al alcalde?” “No te jodé, ¿tú no?”
Para mí que esto de la tedeté no es sino un embrollo acrónimo que enmascara su verdadera faz: puro dedeté, plasma tóxico. Pero alguno se aprovechará. Quizá sirva para poner al frente del bodrio a algún mendrugo con título de Ciencias de

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