martes, 30 de octubre de 2007

¿QUIÉN ES LA ÚLTIMA? (20 de julio de 2006)

En los tiempos que corren es sencillísimo hablar gratis con tu primo de Canberra a través de internet, o almacenar en un aparato menor que la palma de tu mano los discursos de Fidel desde 1959, pero no es posible tramitar el documento más básico (léase DNI) de tus hijos, ese que le acompañará el resto de su existencia, sin recorrer la ciudad en busca de la documentación requerida. “Mire usté, señora, en este papelito pone todo lo que tiene que traer”. “Partida literal de nacimiento…, esto en el Registro Civil, pero no sé si en la calle San Juan o igual ya lo han puesto en lo nuevo. Certificado de empadronamiento…, ya, tengo que ir al Ayuntamiento. Libro de familia…, bueno, al menos esto está en casa. Una fotografía actualizada…, Presencia del padre, madre o tutore legal…, lógico. Pago de la tasa establecida… ¡Ni esto es gratis!”

Ya mentalizada, nuestra heroína (dicho en el mejor sentido) se dispone a echar la mañana en las colas de la burocracia. Antes de salir de Comisaría, da un vistazo a la sala del DNI, tan abarrotada que por un momento cree que se reparten pinchos de morcilla y chorizo por la cara. ¿Será para eso la fotografía? En el Ayuntamiento ha habido suerte: cola ágil (entiéndase bien) y certificado al instante. Pero ¡ay!, en el Registro Civil (en lo nuevo, por cierto), te dan largas hasta el lunes, con lo cual ya tienes plan para ese día. Llega el lunes y se ha extraviado una de las partidas, pero al cabo de un rato ¡aparece! Y aparece también la duda: “Lo han sacado ahora, estoy segura de que te lo pueden hacer al instante”, pero no es cuestión de incordiar y confiada guarda los papeles en un sobre. Una vez en casa, comprueba que una de las partidas no corresponde con la de su hija mayor, y vuelve al Registro (¡qué hermosa puede llegar a ser la vida!). Regreso al juzgado y ¡tachán!: en efecto, el documento de marras se puede hacer ipso facto.

Capítulo final en Comisaría: “¡Uy, señora!, hay gente que viene a recoger su número a las siete de la mañana, pero para el carné electrónico; para el otro no hace falta”. Experiencia piloto, lo llaman. “Pues el otro, el de toda la vida, aunque no vaya a 220”. “Señora, para el documento normal son dos fotografías, no una”. Fin.

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