CASTILLA 07 (6 de septiembre de 2007)
Mira Ernesto, le ha dicho Ulpiano al alcalde, que aquí no hay futuro para mis nietos, que sólo vamos quedando los viejos y de aquí a quince años, veinte a lo más, nadie. Y mi hija me ha dicho que están pensando en marcharse, que trabajo no les va a faltar en la ciudad, y que como tienen piso, el que compré con lo que me dieron por las tierras de mi difunto padre, que igual se van para septiembre. No hay respuesta y el breve silencio fuerza a Ulpiano. Que se van, alcalde, que no vuelven, y con tres niños menos la escuela se va al carajo, coño, que te lo tengo que explicar todo. Ernesto tuerce el morro antes de contestar. Pues qué se le va a hacer, yo no les puedo atar, allá ellos. Que no es eso, hombre, que el José Luis y
Román acaba de aparecer por la esquina. Oye alcalde, o me echan una mano o esas ratas me comen la cosecha y a mí si me pongo a tiro. Ayer casi lleno un saco y como si nada. ¿Qué te han dicho los de
Ernesto ha echado a andar sin pensar adonde. El edificio de la escuela se cruza en su camino y se para ante la reja del patio, con su silencio de verano, quizá presintiendo el del invierno. Algo se mueve a su espalda. Un topillo cruza la carretera buscando la huerta del señor Francisco. El alcalde llora.

0 comentarios:
Publicar un comentario