jueves, 15 de mayo de 2008

DESALOJOS (15 de mayo de 2008)

Lo harán por la noche, a las tantas, y te dirán que desalojes, que recojas tus pertenencias, paria, y te pires. No te dirán que te mandan a la calle, tú sabrás cómo te buscas la vida, pero sentirás que te mandan a la puta calle. Habías oído que esto pasaba, pero nunca pensaste que te pasaría a ti. Pedirás explicaciones, pero no te las darán; como mucho recibirás coartadas. Quienes dan las órdenes habrán planeado el desahucio, el despido, al milímetro, para que parezca un accidente, aduciendo eficacia, eufemismo de canallada.

Así te verás, sin casa, sin trabajo, sin libertad o sin futuro. Te desalojan a traición, siguiendo al dictado el manual del miserable: débil con el fuerte, fuerte con el débil. Y ya desalojado, lo peor es el dolor, más el de dentro que el de fuera, el sentimiento de abandono, de orfandad, echado a la ruleta de la incertidumbre sabiendo que tus posibilidades disminuyen según pasa el tiempo.

Las solidaridades son efímeras y los días tienen veinticuatro horas, de las que veintitrés y media, al menos, pensamos en nosotros mismos. ¡Cómo lo siento! se tarda en decir dos segundos, y contar la desgracia ajena un trasiego de tinto o el café de sobremesa, muy azucarado para que no amargue. Al relato pronto se le cruzará una anécdota remota, bastarda, que desvía sin remedio la conversación. Quedará, como mucho, un regusto de lástima y la esperanza de que nunca te pase. Pero el desalojado sufre su desamparo sin tregua. Y luego las ruinas: el montón de escombros de lo que un día fue tu casa; la pesadumbre en la cola del desempleo; las heridas de enamoramientos esquivos; las palabras que uno ya no puede escribir…

Queda resistir, vencer a la resignación y no dejar que el desalojo caiga en el olvido, para que su victoria no sea definitiva. El olvido es el peor compañero de viaje. Así que recuerda que cualquier día pueden derribar tu puerta y decirte que desalojes, que recojas tus pertenencias, paria, y te pires… ¡Qué cabrones!

5 comentarios:

manzacosas dijo...

Pues sí, Pablo. Supongo te refieres a lo de la Plaza de Vega, me parece. Es una auténtica cabronada sin sentido ni sentido de la oportunidad ni de la justicia... Nunca pensé que se llegaría a ese extremo. Un saludo

Teresa dijo...

Con un par

Por lo menos ese paria se sentirá reconfortado porque alguien se ha hecho eco de su noticia, no desde la sórdida notificación judicial sino desde su sentimiento y situación personal.

Denuncia social y empatía.
Quijotes sin armadura.
La verdad levanta ampollas.
Esta es la impronta que debe volver a la prensa.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Tienes toda la razón y lo has escrito con las tripas, como debe ser.

Pablo Méndez dijo...

Pues sí, Manza, han llegado a ese extremo. Pero yo cada vez me sorprendo menos de como funcionan las cosas en esta ciudad.
Gracias, Bip. No soy ejemplo de nada ni para nadie, pero coincido contigo en que hace falta que la prensa tenga una utilidad social a través de la denuncia. Ya está bien de tanto mamoneo entre los de siempre.
Gracias, Pedro. Me salió de ahí, no lo pude remediar.

Fuentecillas dijo...

Efectivamente , me parece un atraco a mano armada, increíble pero cierto. No es justo que te ultrajen de esa manera. Con alevosía, nocturnidad.
Nunca mejor dicho.
Saludos

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